Comentario
Santa Comba de Bande, en la provincia de Orense, es la iglesia visigoda de planta central que nos ha llegado en mejor estado de conservación. Como referencia histórica a su construcción existe un documento del monasterio de Celanova en el que se refiere el encargo hecho por Alfonso III a su hermano Odoario en el año 872 para repoblar la región de Chaves, y la delegación de Odoario en su primo el diácono Odoyno para que repoblase el valle de Limia y reedificase las iglesias de Santa María y Santa Columba que "iacebant in exqualido de ducentis annis aut plus". El texto es claro y significativo para entender cómo en la obra de la repoblación se procuró revitalizar los antiguos lugares del culto visigodo, de los que se mantenía el recuerdo, y que, en ciertas ocasiones, podían haber llegado hasta esas fechas con una conservación muy aceptable. Hoy no puede ponerse en duda, aunque fue objeto de ciertas polémicas a comienzos del siglo XX, que tanto esta iglesia como muchas otras de las que se mencionan en estas páginas, son de construcción visigoda, aunque su documentación conservada se inicie, lógicamente, en el siglo X, cuando fueron restauradas por los cristianos en el proceso de la repoblación. La referencia de más de doscientos años de abandono para Santa Comba que se indica en el documento de Celanova, parece una alusión genérica al tiempo transcurrido desde la entrada de los musulmanes, no desde el momento en que se había edificado.
Para establecer la fecha de Santa Comba de Bande no puede darse valor cronológico al mencionado documento, por el que muchos la sitúan en el último cuarto del siglo VII. La fina banda decorada que se conserva en el ábside puede considerarse más clásica y antigua que otras similares de la zona de Toledo; parece también muy cercano a los sistemas clásicos el modo que esta banda forma un cerco semicircular alrededor de la ventana del ábside; por otra parte, faltan aquí las grandes impostas y bandas decoradas que se consideran la expresión del último desarrollo del relieve visigodo. Aunque en el capítulo dedicado a la escultura se harán otras indicaciones sobre la posición cronológica relativa que se puede atribuir a estos elementos en Santa Comba de Bande, puede anticiparse que hay razones para pensar que la iglesia pudiera haber sido construida en cualquier momento posterior a la incorporación del reino suevo de Galicia a la monarquía toledana, a fines del siglo VI.
El esquema de composición de Santa Comba de Bande es muy sencillo; en el centro se dispone una bóveda de aristas sobre un cimborrio sostenido en cuatro arcos de herradura con el dovelaje embebido en los muros, de forma que, en la parte inferior, los bordes de los arcos coinciden en una arista común sobre los ángulos interiores de las naves y forman un plano circular de cuatro metros de diámetro. De este cuerpo central parten los cuatro tramos de naves de las que la oriental se abre por un arco de herradura sobre columnas pareadas a la capilla mayor; la cabecera de la capilla es cuadrada, de cuatro metros de ancho; en la parte de los pies hay una puerta bastante ancha, cuya traza es moderna, aunque debe ser ampliación de la primitiva; ante esta puerta hay un pórtico, también posterior a la iglesia visigoda, pero apoyado en una sillería similar a la del resto del edificio, por lo que se piensa que podría haber sido una restauración del original. La planta se completa con cuatro habitaciones, una a cada lado del cimborrio, y otras dos a los lados del pórtico, de las que sólo se han reconocido huellas de cimentaciones; la habitación del ángulo noroeste, que se mantiene en pie, es considerada también una restauración medieval.
La inspiración del edificio en modelos de arquitectura central se confirma por el análisis de sus dimensiones; a partir del centro del cimborrio, todos los grupos de esquinas homólogas están dispuestos sobre circunferencias cuyos diámetros son múltiplos exactos de la unidad habitual de ochenta centímetros, lo que resulta además lógico y práctico en un edificio simétrico, puesto que es más fácil y rápido el replanteo de círculos sobre un centro común que el de muros perpendiculares.
La disposición de las bóvedas resulta bastante elemental, con cuatro cañones perpendiculares al cimborrio, que dan firmeza a los cuatro arcos principales. La ligereza de las bóvedas, hechas de ladrillo, hizo innecesario un abovedamiento complementario en las habitaciones de los ángulos, que debieron tener techumbres de madera. Hay, además, bóveda de cañón en la capilla mayor, de poca altura, sobre la que existía una cámara accesible desde la iglesia por una ventana situada sobre el arco toral. En la restauración moderna se eliminó la cámara superior del ábside, rebajando sus muros, pero su existencia se comprueba en fotos antiguas y es un elemento habitual en otras iglesias visigodas, como San Pedro de la Nave, que en el arte asturiano se dispone con acceso exterior. La interpretación de estas cámaras como celdas para retiro de monjes, alojamiento de peregrinos o depósitos de vasos sagrados, ha sido desechada por falta de congruencia, sin llegar a otras conclusiones; las huellas del roce de cuerdas que se observan en la parte baja de la ventana interior de San Pedro de la Nave y en la exterior de San Julián de los Prados, invitan a proponer su posible función de campanario, como cámaras de resonancia sobre el altar para la llamada a la oración; en las iglesias monacales visigodas se accionarían desde el interior, para uso de los propios religiosos. La falta de datos sobre torres-campanario en las iglesias españolas prerrománicas invita a considerar viable esta interpretación.
Es necesario hacer una consideración final sobre los sistemas de circulación y puertas de Santa Comba de Bande. En los últimos análisis se ha podido comprobar que la puerta actual desde el brazo sur del crucero hacia el exterior está muy alta respecto al suelo original y en el brazo norte, el testero se conserva perfectamente cerrado. La única entrada de la iglesia sería la occidental, también ensanchada y bastante alta, pero esto convierte a los brazos del crucero en espacios cerrados con puertas exclusivamente hacia las supuestas cámaras monacales de los ángulos. Es más probable que las dos puertas pequeñas de los muros occidentales de los brazos del crucero sirvieran también de comunicación con el exterior, del edificio, directamente o a través de salas secundarias, de manera que la circulación del clero y la de los fieles se, hicieran por accesos independientes.